miércoles, 20 de abril de 2011

Sagrado Tribunal Supremo.

Acabo de leer que el Tribunal Supremo ha dado la razón a aquella profesora de Religión a la que despidieron por estar divorciada. Ahora le devolverán su puesto de trabajo y podrá continuar con su vida al margen de la moral católica. Y me parece bien, sino fuera porque todo el asunto, desde su raíz, es un despropósito.

Supongo que no soy el primero en preguntarse por la razón de que exista una asignatura llamada Religión y Moral Católica en el marco de una enseñanza pública laica. No obstante, reconozco el profundo arraigo del catolicismo en nuestro país. Entiendo la profesión de una religión concreta y respeto las expresiones públicas que correspondan al ejercicio de la fe de cada cual. Pero no por parte de un organismo oficial.

Vivimos en un estado aconfesional. Las instituciones públicas no profesan una u otra religión. Tenemos libertad religiosa como tenemos libertad política. A todos nos escandalizaría que se impartiera una asignatura de Ideología Comunista o de Fundamentos Sociales de la Derecha Española. Sin embargo, estamos tan acostumbrados a la asignatura de Religión, que nos parece razonable, cuando en realidad está fuera de lugar. La educación religiosa, al igual que valores políticos, pertenece al ámbito privado. (Por no hablar de que, cada vez más, tanto lo uno como lo otro son una cuestión de fe).

Los defensores de que se mantenga la asignatura arguyen que existe la de Alternativa a la Religión, o lo que es lo mismo: una perdida de tiempo para los alumnos y un marrón para el docente de turno. No debería de existir una alternativa a la religión porque no debería de existir un adoctrinamiento religioso en la educación pública. Otro argumento de los favorables es que se facilite una clase de religión según la fe de cada alumno. Es decir, profesores de religión católica, musulmana, judía, protestante, budista, hindú… Y para mí, un profesor de ateísmo –un tipo descreído, frío y racional, con un dilatado curriculum de empirismo…-. En definitiva, un absurdo de proporciones bíblicas, si me permiten el chiste fácil.

Se mire por donde se mire, la inclusión de esta asignatura genera desigualdades a todos los niveles. Desde los alumnos confinados a la Alternativa a la Religión, pasando por los de otros cultos no reconocidos en la docencia, hasta los propios profesores que han estudiado una oposición. Porque, aunque no lo crean, los profesores de Religión imparten clase en un centro público sin haber superado ninguna prueba oficial -es lo que tienen los cargos de designación divina-. Son elegidos por la Diócesis que corresponda mediante una valoración de méritos completamente subjetiva y sin intervención del Ministerio de Educación. Como pueden ver, es mejor conocer a Dios que ser amigo del presidente del tribunal.

Por otro lado, esas dos horas semanales bien podrían cederse a asignaturas elementales como Lengua, Matemáticas o algún idioma extranjero. Incluso podría convertirse en una Historia de Las Religiones. Pero, a pesar de las múltiples posibilidades, el panorama actual es anacrónico, injusto e improcedente, y no tiene visos de cambiar. Sólo nos queda esperar a que la creciente diversidad religiosa termine por provocar el caos. Hasta entonces se impartirán clases de moral (!) católica por personas que no son consecuentes con sus preceptos. España es un país divertido.

2 comentarios:

  1. "Son elegidos por la Diócesis" lo cual me parece normal.
    Mucha gente ejerce de profesor sin haber cursado ningún magisterio.
    ¿Tú fuiste a un cole público y diste Religión?¿Y aún se da?¿No había Derecho para la ciudadanía o similar? ¿La asignatura de Religión no pasó a ser optativa? Yo di religión y en ella no sólo se hablaba de catolicismo... Además, ahora también existe la opción de estudiar religión musulmana en algunos centros... Y resto de creyentes de otras religiones o sectas se tendrán que joder...
    Es imposible contentar a todo el mundo y siempre ha habido asignaturas escolares y universitarias que han sobrado.
    De momento, lo único que puede hacerse es ELEGIR BIEN DÓNDE QUIERES ESTUDIAR JAJ

    Crisss

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  2. A mi no me parece normal que lo elija la diócesis, cuando la diócesis ni pincha ni corta en el Ministerio de Educación. Hablamos de centros públicos.

    Educación para la ciudadanía no es complemento ni alternativa a la asignatura de religión, que por supuesto que se sigue dando. El problema no es contentar a unos y a otros, es sacar una asignatura que concierne a la educación familiar -o a centros educativos religiosos- y emplear esas horas en cosas más propias del ámbito académico.

    Saludetes, Cris.

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